Felipe Restrepo Pombo lanza su primera novela: Formas de evasión

Felipe, exalumno de la promoción 1998, actual director de la revista Gatopardo y ex-editor de cultura de Semana, realizó el lanzamiento de su primera novela: Formas de evasión, el pasado 13 de julio en el restaurante NN de Bogotá.

Entrevista de Carlos Restrepo periodista de El Tiempo:

A pesar de estudiar literatura y crecer rodeado de libros en casa de sus padres, el bogotano Felipe Restrepo Pombo hasta ahora se decidió a dar el salto a la narrativa de ficción con su primera novela Formas de evasión.

Antes de dar este paso, Restrepo optó por el periodismo, que, como le contó a EL TIEMPO, fue definitivo en el aporte de herramientas narrativas.

En especial, para darle forma a Víctor Umaña, el protagonista de su libro, que siempre ha tenido la obstinación de desaparecer sin dejar rastro. La particular vida de Umaña obsesiona al narrador de la novela, que resuelve seguirle sus pasos por el mundo.

Usted estudió literatura pero se dedicó desde muy joven al periodismo. ¿Cómo fue esa decisión de saltar por fin al agua de la narrativa literaria?

Estudié literatura pero siempre he trabajado como periodista. Llegué a la redacción de la revista Cambio cuando tenía veinte años y mis maestros fueron Gabriel García Márquez, Roberto Pombo, Mauricio Vargas, María Elvira Samper y Fernando Quiroz, entre otros. Ellos me mostraron los puentes que se tienden entre periodismo y literatura. Desde entonces he leído y admirado a autores que transitan estos puentes con absoluta naturalidad, sin traicionar las reglas de ninguno de los dos oficios: Truman Capote, Emmanuel Carrère, Martín Caparrós, Leila Guerriero, por mencionar un par de nombres. Quizás, por esa trayectoria, me pareció muy natural escribir una novela: fue un salto que di sin dudar demasiado. Y si bien en Formas de evasión están presentes los mecanismos narrativos periodísticos, no es una novela sobre el periodismo.

¿Qué tanto le aportaron los años de trabajo en el perfil y la crónica periodística, dos géneros que le apasionan?

Me especializo en un género que, por obvias razones, se alimenta mucho de la literatura: el periodismo narrativo. Así que utilicé muchas de las herramientas de la crónica y el perfil en esta novela: la construcción de personajes sólidos; el juego con el ritmo, la estructura y el clima; la creación de escenas efectivas. Me interesa el encuentro entre las estrategias narrativas del periodismo y la literatura y creo que esta novela es un intento por explorar este cruce. Al final el resultado es el mismo: contar una buena historia.

¿También hay mucha investigación?

Me tomó más de diez años escribir el libro. Muchos de ellos los dediqué a investigar temas que me apasionan y que están presentes en la trama. Leí mucho sobre la memoria, sobre cómo funcionan los recuerdos. Investigué sobre cómo los conflictos sociales –la violencia pública– afectan el comportamiento de los individuos. Estudié la naturaleza de algunas enfermedades mentales, la depresión, las adicciones y el abuso de drogas y medicamentos psiquiátricos. Además, la historia transcurre en diferentes épocas y países, entonces revisé muchos documentos históricos. Detrás de esta novela hay toneladas de lectura, horas de entrevistas con diferentes fuentes y una minuciosa labor de revisión de archivos. Mi formación de periodista y editor solo me permite trabajar de esa manera, verifico cada palabra que publico. La novela es una ficción pero está muy anclada en la realidad.

¿Eso quiere decir que hay muchos elementos autobiográficos y personajes reales?

Esta novela empezó como un trabajo periodístico. Pero en algún momento tomó un rumbo diferente. Descubrí que la literatura me permitía potenciar algunos elementos. Aparecen, tangencialmente, nombres y hechos verdaderos. Incluso, hay algunos personajes que podrían parecer inspirados en personas reales. Pero está claro que es ficción.

La historia tiene implícita la idea de las identidades humanas. ¿Era este otro de sus intereses?

Esta es la historia de un personaje, Víctor Umaña, que tiene el impulso permanente de desaparecer. No puede resistir la idea de vivir una sola vida, con una sola identidad. En ese sentido, la evasión es un tema central de la novela.

Durante la escritura, me topé con muchos casos de personas que tomaron la decisión consciente de ser otros y evadirse sin dejar rastro. Me enamoré entonces de esa idea: ¿qué pasa por la cabeza de alguien que siempre quiere ser otro? Y de ahí nació la estructura de la novela: un narrador se obsesiona con el misterio de Umaña y empieza a seguirlo por el mundo.

Aquí también hay una mirada a cómo recuerdan las personas algunos hechos. ¿Había una intención de reflexionar sobre la memoria?

La búsqueda del narrador –que no tiene nombre– se cristaliza en torno a estas preguntas: ¿qué recordamos? ¿Cómo lo recordamos? ¿Cómo nos construimos a partir de la memoria? Este narrador es un narrador dudoso, porque todo está contado a partir de su mirada sobre los hechos y de lo que le cuentan otros personajes. Es una recreación de los hechos en la que todo puede ser real o no; está fabricada a partir de sus conjeturas. Me interesa cuestionar la versión oficial de los hechos, lo que se cuenta como verdad. Quise explorar la subjetividad de la memoria.

Fiel heredero del periodismo narrativo

De familia periodística de tradición, Felipe Restrepo se inició en la revista ‘Cambio’, donde continuó una trayectoria que lo ha llevado por ‘Semana’, ‘Esquire’ y ‘Arcadia’, entre otras. Es autor de la biografía ‘Francis Bacon: retrato de una pesadilla’ (2005). En el campo periodístico, escribió los libros de perfiles ‘Nunca es fácil ser una celebridad’ (2013) y ‘16 retratos excéntricos (2014). Ha sido colaborador de medios como ‘GQ’, ‘SoHo’ y ‘El Universal’. Combina su trabajo con la docencia.

Fuente: El Tiempo. Ver más